No se escuchan sonidos, ni del aire acondicionado, ni de las personas caminando, ni siquiera de las rueditas de las maletas.
Solo el bullicio de un grupo de Dominicanos charlando, riendo y disfrutando de esas pocas horas fuera de un avión.
Luego de entrar al avión, solo recuerdo unas hermosas azafatas con una gran sonrisa que siempre te daban agua y comida, iban con mandiles rosados cuando daban cualquier comida, y siempre organizaditas. Vi una película, jugué, mire una serie, escuche música, dormí y comí muchisimo. hasta que por fin fue lunes a las 5.00 A.M. aterrizamos en una ciudad oscura que nos esperaba con buenas y malas noticias.
Mabi!! Muy bueno tu blog.....
ResponderEliminar